Agustín Minier Vargas, nativo de la comunidad Damajagua, dijo que unos muchachos se presentaron a su casa y le propusieron comprarle el quinto dedo de su mano derecha, a lo cual accedió.
Una vez mutilado el dedo, le propusieron comprarle una de sus orejas, pero rechazó la oferta porque no quería quedar “gacho”.
“Me echaron los diez mil pesos en uno de los bolsillos de mi pantalón y entonces por orgullo y vergüenza permití que lo cortaran”, relató.
Cortando el miembro, los muchachos le propusieron comprarle una de sus orejas por la friolera de 50 mil pesos, y dijo que lo pensó, porque la propuesta era tentadora, pero finalmente la rechazó, porque si quedaba “gacho” sus vecinos se burlarían de él.
Dijo que con los diez mil pesos compró una cama donde ahora duerme cómodamente.
La gente de Damajagua y los familiares de Agustín no salen del asombro.
Mientras, Agustín reveló que quien le compró el dedo fue el joven Irving Domínguez, nativo de la comunidad, pero reside en Estados Unidos.
Narró que los jóvenes que acompañaban a Domínguez insistían en que se dejara cortar el dedo, que no fuera cobarde.
“Me mutilaron el dedo a sangre fría, ni lo sentí, no me dolió, y ellos usaron un hierro que ni cuenta me di”, narró, al tiempo de asegurar que ignora el uso que darían a su dedo.
“No sé si se trata de algún rito satánico, o sería para hacerme una maldad, pero ya el daño está hecho”, confesó Minier Vargas.
Fuente.: http://www.elnuevodiario.com.do
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